miércoles, 10 de septiembre de 2008

Histérica u obsesiva

Desde hace unos días estoy viviendo en una casa nueva. Desde que la vi me encantó: mi cuarto es perfecto, la casa es grande, tengo una terraza hermosa, un baño enorme, y la casa, a comparación de muchas otras en Bologna, rechinaba de limpia.

Debí haberme imaginado, en el momento que decidí tomar la casa, que si estaba así de limpia quería decir que la limpiaban, y que quizás la persona que lo hiciera sería yo cuando viviera allí. Pero emocionada y con otras cosas en mente, dejé resbalar este detalle. 

El golpe de realidad me tocó ayer en la tarde, cuando una de las dos chavas que viven en la casa (donde por "chava" se entiende una rumena de 35 años que trabaja de "dona de la pulizia" en una familia italiana) me llamó porque era urgente hablar. El motivo era una mínima irregularidad en el brillante color del piso de la cocina; no se puede ni siquiera hablar de una mancha: era más bien una gota de agua que se secó y dejó su huella en una esquina escondida de la cocina. En fin, para mi flatmate rumena esto era absolutamente inaceptable, y me echó todo un discurso sobre la limpieza y cómo debíamos esforzarnos por igual en mantener la casa limpia. Yo me quedé asombrada, porque sobra decir que para mis criterios, yo había sido excesivamente limpia desde que llegué a la casa. Pero las rumenas tienen otros estándares, y me acusó de valemadrista (menefreghista!!!) y escribimos un papelito con nuestros turnos de limpieza. A mí me hizo reír un poco, y hasta me alegró que alguien pensara que soy valemadrista, porque como ustedes saben mi imagen de mí misma es precisamente la contraria.

En fin, todo esto no sería tan malo si mi otra flatmate fuera mínimamente amena. Pero es una alemana con las facciones casi borradas de la inexpresiva que es. La clásica depresiva a la que todo le da igual ,y no es Emo sólo porque tiene 23 años y le tocó otra generación. Como les decía, yo vivo en un palacio reluciente; ella, en cambio, se queja de que la casa es fea, de que es chica, de los muebles, de su cuarto, del clima, del horario de los camiones, de los precios, de la cadencia del italiano (claro: es alemana), de la comida, de sus clases, de su pelo, de absolutamente TODO. 

Aunque sólo estaré aquí un mes y medio, no sé a quién prefiero de las dos. Les pregunto a ustedes, que me conocen como poca gente, a quién creen que aguante mejor, o a quién me debo aliar: a una mujer exsoviética, inflexible, neurótica y con un carácter insoportable, o a una alemana deprimida que no ve ni un rayo de luz en el día...

5 comentarios:

Eduardo dijo...

Ahora si que esta dura la cosa.
Te recomiendo:
-Alejate de la alemana, son contagiosos (e.g. Nietzche, Hitler, Schopenhauer, Kant, Goethe)
-Ponte a cocinar un mole bien espeso y no limpies nada, para ensenarles que si puedes ser bien valemadrista
-Disfruta tu palacio de cristal

Deidre dijo...

Yo voto por la rumana... hay que darle un poco de chance. I should know. Además, lo que tú llamas impecabilidad abre muchas dudas a cualquiera que te vea los pies después de pasar un día caminando en sandalias por italia!!! jajajajaja!!! Te acuerdas?

Te adoro!!!

JA dijo...

Quién te dice que la mujer alemana no pertenecía a la República Democrática Alemana, lo que la haría también una exsoviética; y ya sabes, como dijera mi chilaquil, eso "es contagioso" (aunque sinceramente no me desagradaría contagiarme de Kant, Goethe y Schopenhauer). A lo mejor son así por haber crecido bajo el yugo de la rojez y tuvieron que aguantar cosas terribles y tu ahí juzgando y hartándote por cosas tan chafas...

Guillermo Cardenas dijo...

Yo creo que deberias de hacer ver un caracter fuerte con las dos y no doblegarte a una de ellas. Que una de ellas busque aliarse a ti.

Sara dijo...

jajajajaj deidre! claro que me acuerdo, de hecho pensaba, mientras escribia el post, que tomarias partido por la rumena! jajaja...

Memo, me gusta tu vision. Lo intentare.